Centinela nació con calma en el año 1890, cuando la hacienda comenzó a destilar su propia bebida. La riqueza de su tierra y el cuidado del proceso resultaron en un tequila que fascinó en la región de Los Altos, Jalisco.

Su gran éxito, sirvió de empuje para fundar la primer fábrica de tequila en Arandas en el año de 1904. Años después un joven emprendedor, visionario llamado José Hernández compró la fábrica y dedicó su tiempo a continuar con la tradición de Centinela.

Tomó el riesgo de llevar el tequila fuera de Arandas y regalar las primeras cajas, con la certeza de que pronto pedirían más y así fue. Tanto éxito tuvo, que ahora se vende en todo México y el extranjero.

Con tan grande crecimiento, Tequila Centinela se convirtió en una de las fábricas más importantes de los Altos de Jalisco, produciendo más de un millón de cajas de tequila al año.

Para conservar su buena trayectoria, Centinela ha respetado el proceso de tradición antiguo de destilación del agave, que va desde el campo de la región de Los Altos de Jalisco, hasta sus hornos de mampostería, donde la cocción se hace de manera lenta. Este proceso lleva en la familia más de un siglo, dándole un sabor único al jugo que se obtiene de la piña del agave.

Centinela atesora muchas generaciones de tiempo en su cava que es la más grande del mundo, donde se conserva el tequila añejo y el reposado.

A través de los años en esta familia tequilera se conservan premios y reconocimientos, pero más que eso, se conservan los valores y el empeño que Don Pepe transmitió durante años, porque de eso estamos hechos, formados con gran espíritu, fortaleza y tradición que nos vuelca en una gran familia, la Familia Centinela.